“Mi mamá me encontró abandonado frente a su casa cuando ella tenía tan solo 27 años. SÍ, 27 AÑOS!!! Y se jugó por mí… Imposible no dedicarle toda mi vida a ella… Mi MAMÁ! #única”.

El 3 de enero de 1977, la vida de Edith Fernández de Decoud cambió para siempre.
En la vereda de su casa, del barrio Villa Morra de Asunción, en Paraguay, ella encontró a un bebé recién nacido.
No necesitó pensarlo mucho, porque el amor es así… espontáneo, desinteresado y generoso. El instinto de madre que todas las mujeres llevamos dentro, le dijo que este niño sería suyo.

Cuando lo llevó al hospital para hacerle un examen general, le dijeron que sólo tenía 3 días de nacido. Edith superó todas las falsas creencias de la época y se propuso adoptar a David; su hijo.
“Yo me enteré a los 12 años, debido a que cuando estaba en la escuela me decían que no era hijo de mis padres, porque ellos eran blancos y yo era negrito, pero no le daba interés hasta que un día, cuando mi mamá se fue a buscarme del colegio, le pregunté si yo realmente era su hijo. En ese momento no supo qué decirme, pero después me dijo que ella se fue hasta un hospital y allí me eligió a mí y me adoptó. Eso fue lo que me contó en ese momento”, explicó David.

Pero la semilla de la duda, ya se había instalado en David. Su madre tal vez quiso evitarle el dolor de saber que había sido abandonado en la calle. Es lógico imaginar que no habrá sabido cómo manejar la situación en ese momento.
Pero la verdad iba a salir a la luz unos años después, cuando en una reunión familiar, un tío le dijo:

“Vos tenés una estrella por cómo te encontraron.” David se sorprendió con eso de “te encontraron” y quiso saber más, porque esa versión era diferente de la que su madre le contó.
Así fue cómo supo la verdad. Pero eso no lo alejó de sus padres adoptivos, sino que hizo que los quisiera y los valorara aún más. Ellos se amaban, porque eran una familia.

“Durante mi niñez tuve muchos problemas de salud, sobre todo respiratorios y fue mi mamá la que estuvo siempre. Mi devoción es hacia ella. Y también hacia mi papá, pero ya falleció hace 4 años”. David sabe que fue afortunado.
De sus padres biológicos, no sabe nada. Sólo que Edith hizo averiguaciones y supo que su madre había fallecido en el parto.

“Yo soy lo que soy gracias a mi papá y mi mamá, que fueron mis ángeles en la tierra”.
David Decoud
Edith y su esposo, ya tenían un hijo y no adoptaron a David para llenar un vacío en sus vidas. Ellos lo hicieron por amor y porque quisieron darle a ese niño abandonado la oportunidad de una vida mejor.

Hoy, David Decoud es un famoso ingeniero de sonido en su país, está casado y tiene 3 hijos.
“Ellos son mi vida, mis pilares, además son mis mejores amigos, somos y hacemos un lindo equipo”, dijo.

Una historia de amor y entrega. Una familia que no lo pensó dos veces y que decidió integrar a su vida a un niño abandonado que necesitaba protección. Eso fue lo único que ellos vieron en ese momento y es lo único que importa.
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