
Vende algodones de azúcar, acompañado de su cachorro instalado en un balde.
Sólo Dios sabe por qué cruza los caminos de algunos seres que habitan esta Tierra. Seguramente es porque están destinados a complementarse, a ayudarse y a cuidarse entre sí. No cabe duda. Poco sabemos de este señor, que a su avanzada edad debe seguir trabajando, pero no lo hace solo. Él vende algodón de azúcar en la puerta de una escuela, y lo hace en compañía de su mejor amigo; un cachorro al que lleva dentro de un balde. En la página de Facebook “Zoorprendente”, que se dedica a las noticias sobre animales, descubrimos esta historia tierna que no necesita…